Mostrar el cuerpo al desnudo puede ser causa de una gran angustia para muchas personas. Esto puede ser debido a causas no tan problemáticas como el pudor o la timidez, pero también a malestares más profundos: complejos, inseguridad, bloqueos involuntarios, culpa, traumas, un pudor o una timidez demasiado fuertes, etc.

Cuando a la hora de tener un encuentro sexual aparece la inhibición, la dificultad para desnudarse y exponer el cuerpo, esto se convierte en un gran obstáculo para la persona y también para su amante. Aparecen síntomas y actitudes sintomáticas como por ejemplo: necesitar apagar la luz para poder entregarse al acto sexual, al desnudamiento, pues con la más mínima luz aparece el bloqueo; rigidez física e incapacidad de relajarse; anorgasmia; etc.

Es evidente que los aspectos socio-culturales influyen en la manera que tenemos de aceptar nuestro cuerpo y gozar de él. Sin embargo esto no alcanza para responder por qué algunas personas pueden obtener placer sin demasiados complejos ni inseguridades y para otras en cambio resulta todo un sufrimiento.

Muchas veces lo que encontramos detrás de esta inhibición son ideas propias que la persona se ha hecho sobre su cuerpo, así como la importancia desmesurada que se da a la mirada del otro. En todos los ámbitos de la vida, esta mirada de los demás tiene una importancia que nos hace sufrir, ya que esperamos reconocimiento o, por el contrario, damos por hecho que no vamos a ser objeto de deseo para el otro. Es esto último lo que lleva a la inhibición frente al desnudo.

Lograr cierta separación de la mirada del otro, para poder desbloquear nuestro cuerpo, es una meta que se puede alcanzar a través de una experiencia psicoanalítica. A través de la palabra y la asociación libre la persona puede ubicar aquellos fantasmas e ideas imaginadas a partir de las cuales ha desarrollado sus complejos físicos.

Cuando la inhibición responde a traumas infantiles, adolescentes o incluso recientes, hacer un tratamiento de la ansiedad que esto conlleva es fundamental para poder sobrellevar esas malas experiencias. Un trauma que no se lleva a terapia puede enquistarse y actuar desde el inconsciente de diferentes maneras. No podemos evitar ni borrar esos acontecimientos ni sus efectos en el cuerpo y en la mente, pero sí se pueden tratar de modo que la persona pueda superarlos en algún grado y pueda llegar a disfrutar de los encuentros sexuales.

Por otro lado, la sexualidad es en sí misma un asunto complejo para todos, tanto para quienes disfrutan sin demasiado problema, como para quienes padecen distintas dificultades al respecto. Cada persona tiene sus fantasías, sus maneras de lograr la satisfacción, sus miedos y reparos. Por eso, para quienes además se les suma la dificultad para enseñar su cuerpo desnudo, puede emerger una gran ansiedad en el momento de tener relaciones sexuales.

Buscar un psicoterapeuta y hacer una terapia es un buen paso para comenzar a resolver aquello que anda detrás de la vergüenza o la angustia de mostrarse desnudo frente a la pareja sexual. Hacer una psicoterapia suavizará los síntomas permitiendo a la persona ir sintiéndose más cómoda con su propio cuerpo en la relación sexual. En Sabere Clínica te ofrecemos un equipo de psicólogos, psicoanalistas y psicoterapeutas en la zona de Atocha, que te atenderán en un clima de absoluta confianza y confidencialidad.

Marta García de Lucio