¿Quién dudaría de lo necesario de un sueño reparador? En la mayoría de artículos que se encuentran en la web y revistas especializadas acerca de los trastornos del sueño, se reitera lo que forma parte de la experiencia común cuando se ha sufrido de insomnio. Se hace insostenible, incluso insoportable cuando ya son varios los días en los que no se consigue un sueño reparador. Nada sustituye esa sensación de despertarse por la mañana de forma espontanea, o inducida por alguna alarma programada, y sentirse con fuerzas para iniciar la jornada. Son muchas las razones para que el sueño se vea afectado. La gran mayoría de especialistas suelen dar sugerencias de todo orden, casi todas ellas orientaciones muy pertinentes. Sin embargo, en muchísimos casos esas sugerencias no pueden llevarse a cabo, y cuando se siguen al pie de la letra no siempre suelen dar el resultado esperado. Se toma el sueño como una actividad que puede ser gobernada por un protocolo de técnicas que terminarán por doblegar el insomnio para, finalmente, caer rendidos en la cama: es cuando el sueño, entonces, se puede tornar rebelde a este tipo de ortopedias. Lo cierto es que cada vez son más los pacientes que llegan a nuestra consulta en -Sabere Clínica- manifestando una franca queja por la falta de descanso al momento de dormir.

Las técnicas para incidir en el sueño no suelen tomar en cuenta que el sueño no es algo natural que puede ser sometido a voluntad. ¡Y sí! puede sorprendernos, pero el sueño aún siendo absolutamente necesario y vital no responde a la simplicidad de un programa que se activa o desactiva por un complejo circuito neuroquímico que funciona sin obstáculos. El sueño, como el comer, están sujetos a una dimensión psicológica y subjetiva que no se doblega dócilmente a fuerza de técnicas cognitivas-conductuales o fármacos. ¿Se puede aprender a dormir? ¿Se puede enseñar a dormir? El insomnio, el sueño interrumpido o la dificultad para conciliar el sueño, en muchísimas ocasiones, son respuestas a un malestar de otro orden. Y ese orden que se ignora no requiere de fármacos o sólo buenos consejos. Usualmente es el índice y una alarma para que se atienda eso que también escapa a los programas naturales que nos sostienen en el buen funcionamiento.

Los programas neuro-científicos han avanzado enormemente. Gracias a sus progresos muchas patologías y trastornos han encontrado una eficaz solución. Sin embargo, procesos como la alimentación se ven desbordados de su aparente lógica natural. En ese campo encontramos trastornos como la anorexia y la bulimia que no obedecen a un simple desorden biológico o químico y menos aún a un programa educativo que sea susceptible de reprogramación conductual. Así como la alimentación, el sueño también desborda ese campo de lo que entendemos como natural. Dormir es un deseo que puede verse perturbado por múltiples razones que se encuentran más allá de este ámbito cubierto por la ciencia médica o la psicología. Es allí donde el psicoanálisis se constituye como una terapéutica que no es como las otras. El tratamiento psicoanalítico entiende que existen procesos inconscientes que intervienen interfiriendo la regulación necesaria que ofrece ese ámbito de lo que se suele entender son las necesidades básicas. El sueño al pertenecer al ámbito del deseo se encuentra más allá de esas necesidades y su regulación, por tanto, es susceptible de verse excedida por la angustia, la tristeza, el miedo o algo ignorado por quien se ve sujeto a esta perturbación tan difícil de soportar cuando no funciona adecuadamente.

El psicoanálisis nació como una terapia que entendió la importancia del dormir y el valor de los sueños. En la actualidad, no existe una terapia que pueda dar cuenta de los procesos que escapan a la voluntad y la conciencia como lo hace el psicoanálisis. De ahí que el equipo Sabere –ubicado en Atocha– ofrece sus servicios para tratar adecuadamente este vital e imprescindible deseo: el de dormir.