La fibromialgia es un padecimiento cuyo síntoma principal es el dolor generalizado en el cuerpo, y que en ocasiones puede ir acompañado también de otro tipo de manifestaciones: problemas digestivos, fatiga crónica, insomnio, mareos, debilidad, etc.
Hoy por hoy no hay en medicina una explicación consensuada y contrastada sobre su causa orgánica, y por ello tampoco un tratamiento seguro y eficaz. Lo que no impide que el dolor y los demás síntomas que la acompañan no sean tan reales como aquéllos cuya causa orgánica es claramente localizable y explicable.
De alguna manera la fibromialgia se ha convertido así en una enfermedad inmanejable tanto para médicos como para enfermos, con el consecuente saldo de impotencia para los clínicos y de depresión y de desesperanza para los pacientes.
Lo cierto es que la relación de los seres humanos con su cuerpo es complicada. El dolor es algo que nos acompaña a todos en distintos momentos, nuestro cuerpo se cansa y a veces no podemos con él, o se encuentra tan agitado que no logramos hacer nada de provecho, muchas veces nuestros deseos se ven truncados porque nuestro cuerpo no responde a ellos e inevitablemente tenemos que aprender a cuidarlo a lo largo de nuestra vida.
Cuando nos vemos confrontados con estos aconteceres molestos de nuestro cuerpo intentamos buscar una explicación por medio del saber que hemos ido adquiriendo, recurriendo a personas cercanas a las que suponemos un saber sobre nuestro cuerpo o, a menudo, también por medio de internet. Cuando el malestar persiste y no encontramos la razón recurrimos a los especialistas médicos que muchas veces encuentran la causa y ofrecen un tratamiento adecuado.
Pero hay casos, como es el de la fibromialgia, que, a pesar de haber podido ser circunscrito el padecimiento con un nombre, el tratamiento fracasa.
Tanto en los padeceres del cuerpo menores y pasajeros, como en las enfermedades orgánicas claramente definidas y, mucho más, en el caso de las enfermedades raras y de difícil tratamiento o de las enfermedades crónicas y graves son fundamentales los factores subjetivos.
Cuando aparecen los primeros síntomas y no se encuentra causa ni tratamiento, el inexplicable dolor que se sufre puede llevar al sujeto a temer que padece alguna enfermedad grave, no detectada aún o desconocida. El dolor se ve entonces acompañado además de angustia. Por eso encontrar un nombre a lo que pasa en el cuerpo puede ser un alivio momentáneo.
Cuando la fibromialgia se vuelve crónica, el dolor generalizado invade todo e impide a la persona poder dedicarse a otras cosas, poder pensar en otra cosa. Todo gira en torno al dolor. Los intereses y deseos anteriores a la aparición de la enfermedad quedan relegados, la vida se empobrece y el tratamiento del dolor en el cuerpo ocupa todo el tiempo y esfuerzo de la persona. Por otra parte, también hace pasar por alto otro tipo de conflictos que pueden existir en la vida del enfermo y de los que no se sabe muy bien hasta qué punto pueden agravar o incluso causar las crisis de fibromialgia. Las relaciones familiares, amistosas o las perspectivas laborales también se ven a menudo afectadas negativamente por la enfermedad.
La persona se puede ver reducida a su enfermedad.
Ha llegado entonces el momento de consultar a los profesionales de Sabere Clínica en Madrid, zona Atocha. En Sabere Clínica sabemos que lo psíquico y lo somático están entrelazados. No todo lo que pasa en el cuerpo se puede explicar desde el funcionamiento del organismo y, por ello, es necesario atender a todas las cuestiones subjetivas del paciente. Es un hecho que los dolores de la fibromialgia se agudizan o se atemperan con los aconteceres subjetivos de la persona, sin que sea fácil poder descifrar el cómo y el por qué. Es necesario poder ofrecer un espacio a las personas que padezcan dolor crónico para que puedan hablar de lo que les ocurre, tanto en relación con la enfermedad como en relación con el resto de aspectos de su vida. Poder obtener así un saber acerca de su enfermedad, acerca de las circunstancias de su desencadenamiento, de las cosas que la empeoran o la mejoran y poder también dar espacio a otros aspectos de la vida que no sean solo ese dolor insoportable e inexplicable.