Hoy es San Valentín y fuera de las campañas publicitarias que empujan a un ideal del amor, nos proponemos pensar este asunto que trae de cabeza -paradójicamente- a las personas desde antaño.
Como ya comentó mi colega José Alberto Raymondi en su último post llamado ¿Nuevos contratos para amar en el S.XXI?, encontramos en textos muy iniciales de la historia de la filosofía las grandes preguntas sobre lo que significa el amor. En El Banquete, el filósofo Platón aborda a través de sus distintos personajes, las posibles respuestas a la pregunta sobre qué es el amor. Diferentes respuestas se dan el texto, algunas permanecen hasta hoy día en nuestras mentes, y otras nuevas vienen a acompañarlas. Lo que queda claro es que es un asunto difícil de dirimir, pues muchas cosas se juegan en el amor. En esta ocasión pensamos 5 claves que pueden orientarnos en la reflexión:
1. No hay una sola forma de amar.
Esto parece una evidencia, pero no lo es. Si bien cada uno ama a su manera, ¿no es cierto que siempre esperamos que el otro nos ame de la manera que nosotros consideramos que se ama? Incluso a veces son amigos o familiares quienes nos dictan cómo deberíamos amarnos con nuestra pareja, cómo vivir la relación, qué hacer o no hacer, etc. Por un lado están las formas de amar de cada persona subjetivamente, y por otro, cada época señala las buenas y malas formas de amar. Pero lo que se constata una y otra vez, es que en la pareja se juegan otras cosas que no se revelan en el sentido común.
2. Uno mismo no elige cómo ama, no sabe cómo ama.
En la consulta comprobamos con nuestros y nuestras pacientes, que es a través del análisis que descubren cómo aman, qué esperan del amor, por qué aman a esta persona y no a otra, por qué no pueden amar, por qué aman tanto que se desesperan, etc. Uno no elige al objeto de su amor por razones objetivas, incluso aunque pueda describir algunas virtudes del ser amado, lo que se juega está en otra parte. Por eso muchas veces comprobamos que parejas que a nuestros ojos «pegan» perfectamente, no se sostienen en el tiempo, o parejas que a priori no tienen nada en común, o ni siquiera son «el tipo» de hombre o mujer que siempre habían buscado, de pronto se encuentran y sostienen la relación en el tiempo. Cuando a uno le va «mal en el amor» porque no encuentra pareja, porque elige parejas con las que sufre, etc. es necesario abrir algunas preguntas (Esto ya lo hablamos en otro artículo que puedes ver aquí).
3. Objeto de amor y objeto de deseo.
Otro de los grandes asuntos que preocupan a muchas personas es que no siempre el objeto amado coincide con el objeto deseado. Esta brecha entre uno y otro da lugar en ocasiones a un gran malestar en el individuo y/o en la pareja. Quizás se ama mucho a la pareja pero no se la desea suficientemente -no es lo mismo querer tener sexo con ella/él que desearle-, o quizás se desea mucho a alguien a quien por algún motivo no se llega a amar. Estos son asuntos que también se pueden esclarecer en la experiencia de un psicoanálisis.
4. Hay cosas que no se pueden medir.
Escucho en la televisión en algunos programas de citas, cómo uno le pregunta al otro «y para ti ¿Cómo de importante es el sexo?». No dejo de sorprenderme. Pareciera que el sexo es algo puramente matemático, cuántas veces lo haces, cuánto te gusta, cuántos orgasmos tienes, etc. Como si el placer sexual no dependiera de factores no cuantificables como: el deseo por la pareja sexual, el ánimo, el contexto, la compenetración o no con la pareja sexual no sólo a nivel físico, sino también al nivel de la fantasía y los fantasmas, lo que se dice, lo que no se dice, etc. Con cada pareja sexual la cosa cambia, por lo tanto podemos afirmar que el sexo depende de uno pero también de su combinación con el otro.
5. El amor hoy.
Pareciera que la época nos invita a probar con distintas parejas, creyendo que si la cosa no funciona es siempre por el otro. Así, las aplicaciones y programas de televisión lanzan un mensaje que dice más o menos así: «si éste no te convence, elige otro en nuestro escaparate». Más allá de la utilidad de estas apps, que no voy a cuestionar puesto que no es un asunto de índole moral, sí creo interesante observar lo difícil que se está poniendo el sostener un vínculo. Pareciera que siempre el vínculo está amenazado por la renovación del objeto amado, como si se tratara de un teléfono móvil: «éste ya no me gusta tanto y aunque funciona y no es tan viejo, la operadora me vende uno nuevo a buen precio». No se trata de permanecer en una relación que no funciona, pero sí de al menos interrogar qué es lo que va mal. Porque renovar parejas constantemente es sólo un proyecto ilusorio de encontrar el ideal. Ahora, conociendo las motivaciones internas por las que no se logra sostener una relación de pareja -si es lo que se busca claro-, es más fácil dejar de repetir la insatisfacción.
En todos estos casos lo que importa es que cada cual pueda tener alguna comprensión de lo que se le juega en el amor y en la sexualidad, tanto aquellas personas que se enganchan a parejas sin ton ni son, como quienes no son capaces de sostener un vínculo. La experiencia psicoanalítica permite obtener algo de dicha comprensión, pues se sale del discurso común para adentrarse en la historia singular de cada persona.
Marta García de Lucio
Psicoanalista